20120603

La moda que tú eliges



La moda se ha democratizado, como dijo Guillaume Erner. Forma parte de cada momento de nuestras vidas, nos guste o no. Elegir una marca u otra, una cafetería, un coche o incluso el barrio en donde vas a comprar esa casa de la que tendrás que acordarte cada mes. La sociedad asume la moda como una variable adherida a su evolución, sin conocer sus beneficios o desventajas y sin querer darle una importancia mayor de la “recomendable”.

Desde el abandono del corsé se empezó a conseguir la igualdad social, quizá suene demasiado descabellado pero así fue. Las mujeres comenzaron a alcanzar esos derechos por los que tantos años habían estado luchando, los hombres ya gozaban de tiempo de ocio gracias a los nuevos avances tecnológicos de la revolución industrial y podían entonces emplearlo en otro tipo de actividades que hasta el momento desconocían. Aquí comienza el proceso de la simbiosis entre moda y la sociedad actual. No se puede negar que la moda haya acompañado a la evolución del hombre desde su inicio, ya bien sea por pequeños símbolos distintivos para aquellos líderes de grupo que tenían el honor de representar a su familia o poseer la mejor piedra dispuesta para sustituir al cuchillo. Actualmente, estos símbolos lingüísticos a los que nos referimos son las marcas, marcas que hacen que su portador cuente una historia, que lo sitúe dentro de un franja de la sociedad. Empleamos la moda de la forma más ociosa posible, queremos distinguirnos, alcanzar más que el resto y poder lucir el último par de zapatos de metacrilato de Prada. Querer contar esa historia, como ya habían hecho Poiret primero o Coco Chanel, para hacer elevar a la mujer de posguerra al trono de la moda si abandonar la primacía del intelecto de la mujer racional que transmitía para lograr tanto éxito como tuvo y aun tiene. Esa mujer, no buscaba un individualismo si no pertenecer a un grupo identificable siempre a través de la indumentaria.

Hoy en día, hasta la más mínima acción busca esta identificación. En el mundo hay ciertas marcas que rigen el curso de moda, pero cada vez tiene mayor importancia lo que piense la propia sociedad de estas modas. Así nacen las figuras de los bloggers, que con casos como el de Tavi Gevinson que con 13 años llegan incluso a llenar los front rows, y están dejando caer las influencias en la evolución de las colecciones anuales. ¿Es posible que el próximo símbolo identificativo ya no sean las propias marcas si no en quién te inspiras a la hora de vestirte? Zara, principal marca del imperio INDITEX, parece que ya se ha enterado de esta posible nueva tendencia de la moda. Ha cogido a una de las bloggeras más referenciales en la blogosfera, LeblogdeBetty, y ha plasmado una de sus fotografías en una de sus camisetas con una producción masiva y al precio de todos los bolsillos.

Ahora ya no importa tanto la distinción, si no quién te representa. Grandes marcas con gran tradición como Prada o Louis Vuitton han abierto outlets, y cada temporada hacen una producción mayor de cada prenda. En este caso, adquirir una prenda de estas marcas, ya sea con el 70% de descuento, comprado en Ebay o en el establecimiento original en Italia, es lo que te distingue y te engloba dentro de la franja a la que tú quieras o puedas pertenecer. Comprar ese coche tan exclusivo del que tan solo se fabrican dos anuales ya no es objeto de deseo del gran público, no va a ser reconocido y no contará esa historia de marca que buscamos transmitir a nuestros “iguales”.

Lo mismo ocurre en otros ámbitos que no se refieren a la indumentaria. En la sociedad de hoy, ya no se buscan en gran medida esos establecimientos conocidos por su buena calidad de producto, como aquel restaurante al que era imposible llegar, si no que la gente de una misma franja social acude a un tipo determinado de establecimientos en los que no prima la calidad, si no la distinción, en forma de presentación de los platos o los cuadros que pueda haber colgados en sus paredes. Esto es característico de una sociedad ociosa, que no tiene en cuenta el propio estilo de las personas.
No importa lo que lleves, si no cómo lo lleves.

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